«¡La libertad  está cerca!»

«Libres seremos pronto  de levantar las banderas  de la fraternidad, de la verdad, del amor, de la paz y  de la justicia; libres para caminar en santidad; libres para alcanzar la felicidad en plenitud

«Mi Reino  no es de aquí»

«El Reino de Dios se fundamenta sobre el amor y se radica en los  corazones, ofreciendo a quien lo acoge paz, libertad y plenitud de vida.  Todos nosotros queremos paz, queremos libertad, queremos plenitud. ¿Cómo se consigue? Basta con que dejes que el amor de Dios se radique en  el corazón y tendrás paz, libertad y tendrás plenitud. Jesús hoy nos pide que  dejemos que Él se convierta en nuestro rey.» (Homilía de S.S. Francisco, 29 de noviembre de 2020).

«Nadie conoce el día  ni la hora»

«Así como antes de nacer nos esperaban  quienes nos amaban, ahora nos espera el Amor mismo. Y si nos esperan en  el Cielo, ¿por qué vivir con pretensiones terrenales? ¿Por qué agobiarse por  alcanzar un poco de dinero, fama, éxito, todas cosas efímeras? ¿Por qué  perder el tiempo quejándose de la noche mientras nos espera la luz del día?.» (Homilía de S.S. Francisco, 29 de noviembre de 2020).

«Ha echado  todo lo que tenía para  vivir»

«Pongamos en manos de nuestro Padre del cielo toda  nuestra vida; miremos al pasado con gratitud, el presente con alegría y el futuro con esperanza,  esas tres palabras que deben marcar nuestro día a día.»

“¡Ánimo! Levántate, porque él te llama”.

«Más fuerte que cualquier argumento en contra, en el corazón de un hombre hay una voz que invoca. Todos tenemos esta voz dentro. Una voz que brota espontáneamente, sin que nadie la mande, una voz que se interroga sobre el sentido de nuestro camino aquí abajo, especialmente cuando nos encontramos en la oscuridad: ¡Jesús, ten compasión de mí!. Hermosa oración»

“El que quiera ser el primero, sea el servidor de todos”.

«Servir significa  cuidar la fragilidad,  en nuestra familia,  en nuestra  comunidad y en  nuestra sociedad»

“Ven y sígueme”.

«El abandonarse en Dios es sencillo, pero no es fácil. La cima es muy alta y no se sabe dónde se caerá. La libertad escoge quedarse y no lanzarse hacia el amor. Este abandono en Ti no lo puedo hacer sin Ti; es imposible para mí. Llévame de la mano, Señor.»

“Recibir el reino de Dios como un niño.

«Señor, acoge a todos tus hijos que no hemos sabido cómo amar realmente y que muchas veces queremos juzgar, en el amor, a aquellos que más amor necesitan.»

Radicales en el amor”.

«En el fondo, hasta el día en el que no arriesgamos la existencia con el  Señor, tocando con la mano que en Él se encuentra la vida, hacemos  solo teorías. En los santos vemos lo que nuestro  corazón desea profundamente: autenticidad, relaciones verdaderas,  radicalidad.» (Homilía de S.S. Francisco, 22 de agosto de 2018).

“Si alguno quiere ser el primero, sea el servidor de todos”.

«Jesús nos dice que no  vino a ser servido sino a  servir, y es que todos  tenemos una misión,  un servicio que cumplir.  Ya lo decía Madre Teresa: “el que no vive  para servir, no sirve  para vivir.»

“Tú eres el Mesías”.

«Para la lógica de Dios el sacrificio y el sufrimiento, por amor a Cristo, es de valor precioso. El sufrimiento y el sacrificio disminuyen la influencia de la carne y aumentan la influencia del espíritu en el alma.»

“¡Qué bien lo hace todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.

«Hemos sido curados de la sordera del egoísmo y del mutismo de la cerrazón y del pecado y hemos sido incorporados en la gran familia de la Iglesia; podemos escuchar a Dios que nos habla y comunicar su Palabra a cuantos no la han escuchado nunca.» (SS Francisco, ángelus 6 de septiembre de 2015).

“Lo que mancha al hombre viene de dentro”.

«La tarea de la Ley es llevar al hombre a su verdad, es decir, a su pobreza, que se convierte en apertura auténtica, en apertura personal a la misericordia de Dios; Él lo hace todo; pero tenemos que abrirle el corazón»
(Cf Homilía de S.S. Francisco, 21 de noviembre de 2018).

“Sabemos que tú eres el Santo de Dios”.

«La comunión es asimilación: comiéndole a Él, nos hacemos como Él.  Pero esto requiere nuestro “sí”, nuestra adhesión de fe.»
(Ángelus de S.S. Francisco, 16 de agosto de 2015)

Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”.

«Si olvidamos el bien, el corazón se encoge. Pero si, como María, recordamos las maravillas que el Señor realiza, si al menos una vez al día lo magnificamos, entonces damos un gran paso adelante» (Cf Angelus S.S. Francisco, 15 de agosto de 2020)

Yo soy el pan de vida que ha bajado del cielo”.

«No convertimos a nadie, es el Padre quien atrae. Podemos simplemente dar un testimonio de fe. El Padre atrae a través del testimonio de la fe. Preguntémonos: ¿doy testimonio con mi forma de vida, rezo para que el Padre atraiga a la gente a Jesús.» (S.S. Francisco, 30 de abril de 2020)

Yo soy el pan de vida”.

Sólo quien ha probado la dulzura de Cristo presente en la Eucaristía puede afirmar con certeza que Él sacia el hambre y la sed. Sólo así se puede exclamar: «danos siempre de ese pan».

““Este es, en verdad, el profeta que habría
de venir al mundo”.

Jesús, sufre junto a nosotros, sufre con nosotros, sufre por nosotros.

 

“Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco”.

«La oración realiza milagros; la oración de un cristiano ha hecho presente la compasión de Jesús: Él de hecho miraba con gran ternura a la multitud cansada y perdida como ovejas sin pastor.

 

“Llamó Jesús a los Doce”.

Seguir a Cristo también significa ponerse en camino, emprender nuevas rutas que te llevarán a lugares no siempre amigables y llegará el momento de darlo todo por el Señor.

 

 

 

¿Qué no es éste el carpintero, el hijo de María?”.

San Agustín decía: “Tengo miedo de Dios cuando pasa”. ¿Miedo de qué? De no reconocerlo, de no verlo de no acogerlo.

Que la Virgen María nos ayude a vivir cada día, cada  momento, como tiempo de salvación en el que el Señor pasa y nos llama a seguirlo, cada uno según su propia vida. Y nos  ayude a convertirnos de la mentalidad del mundo, esa de las  fantasías del mundo que son fuegos artificiales, a la del amor y del servicio.»

 

 

 

Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz”.

Se trata de dos relatos  entrelazados, con un único  centro: la fe, y muestran a  Jesús como fuente de vida,  como Aquél que vuelve a dar  la vida a quien confía  plenamente en Él. Los dos protagonistas, es decir, el padre de la muchacha y la  mujer enferma, no son discípulos de Jesús y sin embargo son  escuchados por su fe. Tienen fe en aquel hombre. De esto  comprendemos que en el camino del Señor están admitidos  todo.

 

 

¿Por qué tenían tanto miedo? ¿Aún no tienen fe?

El Señor no nos abandona; nos acompaña en nuestros eventos  existenciales para ayudarnos a descubrir el sentido del camino,  el significado del cotidiano, para infundirnos valentía en las  pruebas y en el dolor. En medio de las tempestades de la vida,  Dios siempre nos tiende la mano y nos libra de las amenazas.

 

 

Había algo  en su  mensaje  que infundía  vida.

Jesús nunca habla de  cosas de las que no ha  sido testigo. Podría  decirse que nunca habla  de nada que sea ajeno al  hombre. ¿Cómo está el Reino en mi  interior? ¿En qué etapa se encuentra? ¿Ya está lista la espiga para ser cortada,  o ni siquiera ha germinado la semilla?.

 

 

“El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre

Dios nos pide que le sirvamos y le amemos de todo corazón, y muchas veces fallamos. Él lo sabe.

 

 

“Yo estaré con ustedes  todos los días, hasta el fin del mundo.”

La Palabra viva de Dios  necesita ser predicada  con pasión y alegría a  través del testimonio  cristiano para poder  derrumbar hasta los  muros más altos que  aíslan y excluyen.

 

 

“La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo. Reciban al Espíritu Santo.”

Si nos dejamos reconciliar en el Señor Jesús con el Padre y con los hermanos podemos estar verdaderamente en paz.

 

 

Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura.

Todo aquel que ha conocido a Dios tiene el deber personal de transmitir el tesoro que ha encontrado.

 

 

Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos.

Pídele al Señor que no seas ciego ante su gran amor y que empieces a ver que, cumplir los mandamientos, es una forma de amar y este amor nos libera de las ataduras del pecado. Y como nadie quiere ser esclavo, es una gran invitación a ser verdaderamente humano.

 

 

Permanezcan en mí y yo en ustedes

Para permanecer junto a Cristo debes de conocerle  y desear estar junto a Él.

Recuerda que los lazos de  amistad se fortalecen con la  convivencia, conociéndose  mutuamente.

 

Yo soy el buen pastor.”

Si hoy escuchas la voz del  Señor que te llama a  regresar, no endurezcas tu  corazón, sal de tu Egipto,  hacia la libertad de los hijos  de Dios.

¡Vive tu pascua!

 

“La paz esté con ustedes.”

Cristo quiere ver tus heridas para sanarlas. Quiere ver tu rostro tal como es. Quiere contemplar la  belleza de lo que Él ha  creado en ti .

Hemos visto al Señor

¨Repetir la señal de la cruz,  nos recordará que el Señor de  la misericordia nunca  abandona a sus hermanos,  sino que acoge las heridas de  ellos en las suyas.¨

“Resurrección de Cristo”

Dejemos que Cristo nos abra la mente  y el corazón para que le encontremos resucitado, porque Cristo vive.

“La Pasión de Cristo”

“Jesús átame a tu cruz, úneme contigo para que tu latir sea mi latir y tu amor sea mi amor.”

“Lo he glorificado y volveré a glorificarlo”

“Yo les aseguro que si el  grano de trigo  sembrado en la tierra  no muere, queda  infecundo; pero si  muere, producirá  mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se  aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna.”

“Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único”

Dios es amor, paz y alegría en  cada hombre y mujer, en  todos los hombres y mujeres,  por eso Jesús murió en la  cruz, para salvarnos de las  tinieblas y poder, así,  encontrar la auténtica felicidad.

“El celo de tu casa me devora.”

LA REDENCIÓN ES GRATUITA.

Jesús viene a traernos la gratuidad de Dios, la gratuidad total de su amor.

“Éste es mi Hijo amado; escúchenlo”. 

Transformados por la presencia de Cristo y del ardor de su palabra, seremos signo concreto del amor vivificante de Dios para todos nuestros hermanos.

 

 

“Conviértanse y crean en el Evangelio.”

Cuando en Jesús, Dios se  hizo hombre. “Dios está cerca”  era el núcleo de su mensaje. Si  éste es el inicio y el estribillo de  la predicación de Jesús, debe ser  también la constante de la vida y  del anuncio cristiano

 

 

“Si tú quieres, puedes curarme.”

El Evangelio nos invita a asumir un espíritu creativo y renovado para transformar las raíces de nuestras enfermedades físicas, espirituales y sociales.

 

 

“Cristo nos levanta, nos sana y nos libera.”

Nos levanta para que podamos salir de nosotros mismos.

Nos sana para poder atender a otros que lo necesitan.

Nos libera para ir en busca de hombres y mujeres que viven  aún en algún tipo de esclavitud.

 

 

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