““Este es, en verdad, el profeta que habría
de venir al mundo”.

Jesús, sufre junto a nosotros, sufre con nosotros, sufre por nosotros.

 

“Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco”.

«La oración realiza milagros; la oración de un cristiano ha hecho presente la compasión de Jesús: Él de hecho miraba con gran ternura a la multitud cansada y perdida como ovejas sin pastor.

 

“Llamó Jesús a los Doce”.

Seguir a Cristo también significa ponerse en camino, emprender nuevas rutas que te llevarán a lugares no siempre amigables y llegará el momento de darlo todo por el Señor.

 

 

 

¿Qué no es éste el carpintero, el hijo de María?”.

San Agustín decía: “Tengo miedo de Dios cuando pasa”. ¿Miedo de qué? De no reconocerlo, de no verlo de no acogerlo.

Que la Virgen María nos ayude a vivir cada día, cada  momento, como tiempo de salvación en el que el Señor pasa y nos llama a seguirlo, cada uno según su propia vida. Y nos  ayude a convertirnos de la mentalidad del mundo, esa de las  fantasías del mundo que son fuegos artificiales, a la del amor y del servicio.»