«Yo soy la resurrección y la vida»

«Marta y María tuvieron una prueba y resultaron victoriosas. Esto sucedió gracias a tres actitudes que tenían en sus corazones. La primera era una actitud de aceptación de la voluntad de Dios; la segunda fue una actitud de fe, al reconocer que Jesucristo lo podía todo; y la tercera una actitud de humildad y confianza que les llevo a acercarse al Señor para solicitar su intercesión.»

«Yo soy la luz del mundo»

«Ante las dificultades de la vida siempre llega la pregunta: ¿por qué?.  Jesús nos quiere mostrar que no debemos buscar tanto un por qué sino más bien un “¿para qué?”. hay que buscar y encontrar un sentido y un aprendizaje de esos momentos, no evadirlos, justificarlos o culpar a otros. Encontrar ese ¿para qué? en quién es el camino, la verdad y la vida.  “Todo sucede para bien de los que aman a Dios”.»

«Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió»

«Nuestro corazón está sediento. Es la sed más grande que el hombre pueda tener. En ocasiones, desafortunadamente, buscamos apagarla con momentos de desenfreno y entrega a las pasiones. Pero una vez que han pasado, nos percatamos que todo sigue igual, o peor. La sed de nuestro corazón no puede ser satisfecha por lo material. Esta sed va más allá de la superficialidad y apela a lo más profundo e íntimo de nuestro corazón. El hombre tiene un hueco con la forma de Dios y sólo Él lo puede llenar. Nuestra sed infinita puede ser saciada sólo por su amor infinito.»

«Levántense y no teman»

«Me doy cuenta de mi debilidad. Es muy fácil decirte que “sí” en los momentos hermosos y luminosos. Pero apenas llega la dificultad, esa decisión se olvida. Por eso, Señor, te pido tu fuerza. Yo solo no puedo. Dame una fe grande que me ayude a vivir con esa fidelidad de María. Hasta que Tú quieras y como Tú lo quieras. Señor, pídeme lo que quieras, pero dame la fuerza para vivir aquello que me pides, como decía san Agustín»