«El que come de este pan vivirá para siempre»

«Estemos ante Él, Pan de vida. Redescubramos la adoración, porque adorar no es perder el tiempo, sino permitirle a Dios que habite en nuestro tiempo. Es hacer que florezca en nosotros la semilla de la encarnación, es colaborar con la obra del Señor, que como fermento cambia el mundo. Adorar es interceder, reparar, permitirle a Dios que enderece la historia.» (Papa Francisco, 24 diciembre 2024)

 

«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo»

«Cristo nos enseña que todos estamos llamados a ser hijos del Padre Celestial. En Él encontramos la verdadera paternidad y gratitud por la vida que recibimos de nuestro padre terrenal. Elevemos ambas paternidades como nos enseñó Cristo, sabiendo que todos estamos llamados a realizarnos como hijos en el Padre Celestial.»

 

«Yo soy el pan de vida»

«Sólo quien ha probado la dulzura de Cristo presente en la Eucaristía puede afirmar con certeza que Él es quien puede saciar nuestra hambre y sed. Sólo así se puede exclamar: “danos siempre de ese pan”. Digamos a Jesús: Señor, danos de comer, sacia nuestra hambre, colma nuestra sed. Sabemos que Tú eres el Hijo de Dios y nos has amado a tal punto que quisiste convertirte en nuestro alimento. Abre nuestro entendimiento para verte presente en este pedazo de pan.»