«Yo soy la vid, ustedes los sarmientos»

«Es de todos conocido que sólo una viña bien cuidada puede dar como resultado un vino de calidad. ¡Imagina cuánto puede hacer Dios con cada uno de nosotros, pequeños sarmientos! Sólo hay una condición: permanecer unidos a la vid. Esto es: vivir en la libertad y gloria de los hijos de Dios, acoger su amor y perseverar en la correspondencia a su gracia.»

 

«Yo soy el buen pastor»

«Recordemos que el Buen Pastor no solo nos guía y protege, sino que también nos ama incondicionalmente. En su compañía, encontramos consuelo en tiempos de dificultad, fortaleza en momentos de debilidad y esperanza en medio de la incertidumbre. Siguiendo sus pasos, encontramos el camino hacia la plenitud y la verdadera realización.»

 

«La paz esté con ustedes»

«Jesús, también te invita a ir más allá y a presentarle, como Él lo ha hecho, también tus heridas interiores. Él quiere verlas para sanarlas. Él quiere que caigan todas nuestras máscaras. Quiere ver tu rostro tal como es. Y este momento de oración es un tiempo privilegiado para mostrarle todo eso: lo que está sano y lo que está herido. Quiere contemplar la belleza de lo que Él ha creado en ti. Sí, las heridas son bellas. Son la muestra de que Dios es capaz de sanar incluso lo más bajo, lo más doloroso. Y Él lo transformará.»

 

«¡Señor mío y Dios mío!»

«No esperes una experiencia fuerte como la de Tomás, mejor abre a Jesús tu corazón tal y como es; deja que Él sea el que lo transforme. Ten confianza y fe en Él.»