Unión, lealtad y espíritu de cuerpo.
DARSE EL TIEMPO PARA CREAR LA FAMILIARIDAD Y FRATERNIDAD COMUNITARIA.
“La comunidad evangelizadora se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario, y asume la vida humana” (Evangelii gaudium, 24). Por eso es clave para la misión saberse dar el tiempo para acercarse al otro, no para dar lecciones sino para trasmitir la propia experiencia del amor de Dios. La familiaridad y la fraternidad se complementan porque facilitan la conexión y la comprensión entre las personas, lo que hace posible construir comunidades más unidas y colaborativas, donde se promueve el amor al prójimo y se trabaja por el bien común. ¡Ama y cuida a los demás, crea lazos para construir comunidades unidas y solidarias